AGADIR-SIDI KAUKI. Fin del trayecto.


Escribo esto ya desde casa. Se me hace raro.
Procuro escribir el diario al día, que para eso es un diario, pero no sólo por quienes me leéis (‘afwan, es la verdad) si no por mi. Los días son muy intensos aquí, los estímulos, las sensaciones, los sobresaltos, y para colmo se duerme poco. Así que incluso escribiendo al día, a las dos de la mañana, a veces dudo de si lo que he vivido fue ayer, hoy, por la mañana o por la tarde.
Hoy me parece que Essaouira está muy lejos y es que quizás lo está. De hecho salimos ayer a las 6 de la mañana, apenas paramos para repostar, un café y un bocadillo y llegamos anoche casi a las dos de la mañana. No tuve ni fuerzas para ducharme, así que menos mal que me acogieron en mi camita pese a oler peor que un camello. Eso es amor.
Hoy ya huelo a limpio, me he duchado con agua caliente y ¡con presión!, me he quitado la roña de las uñas (que me ha costado), y he recuperado la intimidad de mi cuarto de baño. He encontrado mi casa más grande, yo creo que ha crecido mientras he estado fuera. Y que de lujos tengo… Este mes pagaré la hipoteca más a gusto.
No sé como describir lo de Sidi Kauki, me resulta extraño. Siento lo mismo que en los reconocimientos. La playa no es mi meta, es el inicio de la vuelta a casa.
Y no os molestéis pero que pesaditos sois haciendo cola para conducir por la orilla (que luego os sorprende que os llame pisa charcos), y lo de que conducir en círculos.., que igual tiene un nombre pero ese no me lo he aprendido. Eso sí, lo de volcar ya es más emocionante, hay que reconocerlo…
Aún así, me alegro de ver algunas caras allí. He conocido gente especial, gente que se enfrenta a esto como una aventura, como un reto, con camaradería y buen rollo, pero sobre todo como una experiencia que compartir entre amigos, entre hermanas, entre padres e hijos. Intuyo que nos volveremos a encontrar en Marruecos.
In sa’a Allah.
Eso sí, macarras o no, hay algo que tenéis en común. A ver si alguien me lo puede explicar: ¿qué pasa?, ¿que a quién le van los coches no le va el fútbol? Porque después de ver el fiasco de ola que interpretasteis para la foto de grupo, constato que no habéis pisado un estadio en vuestra vida. ¿Es que el domingo es el día de limpiar el coche? Ya me lo contaréis…
En fin, no me meto más, que si no cuando nos volvamos a encontrar me van a caer por todos los lados.
Además, nos toca dar las gracias. Porque gracias a vuestras aportaciones vamos a rehabilitar un aula en nuestro cole de El Begaa. Porque gracias a vuestro material, vamos a asegurarnos de que los niños y niñas de esta escuela y de seis escuelas más, vayan a clase con el material suficiente para escolarizarse adecuadamente.
Hemos dejado muchas cosas en Marruecos, pero nos llevamos otras. Compartidlas, con vuestra familia, con amigos y amigas. No volváis con las manos vacías.
Vivimos en un mundo loco en el que muchas personas no tienen nada y pocas personas lo tienen todo. Y aún así, las que lo tenemos todo podemos ser muy arrogantes y mezquinas. Y las que no tienen nada pueden ser generosas y hospitalarias. Creo que lo escribí el primer día, adentrarse en Marruecos es una lección de vida, hay que ser valiente y aprovecharla.
Quizás de vuelta los maleteros estén vacios. Pero estoy convencida, de que nos llevamos más de lo que traemos.
Yo de este último día, me traigo la foto que acompaña este texto.
Mientras vosotros estabais en la playa, los de la furgo, cómo no podíamos entrar, aprovechamos para comer algo en las dunas. Un hombre se acercó a nosotros, hablaba poco francés, pero nos entendimos lo suficiente como para que nos indicase el nombre y los usos de las plantas aromáticas que había a nuestro alrededor. Antes de irse, nos pidió que le tomásemos una fotografía, Pau nos hizo una juntos. Al posar, el hombre me tomó de la mano de forma que ambos sujetásemos la bolsa que él llevaba consigo, insistía en que nuestras manos y la bolsa saliesen en la fotografía. No entendí muy bien porqué.
Hoy mirando la imagen desde casa, me da la sensación de que la bolsa fuese de ambos. Y seguramente en su interior estaban todas las pertenencias de este hombre. Así que siento que las compartió conmigo por un instante. Quién sabe…
Parte de lo que me traigo, también es vuestro: de quienes habéis compartido inquietudes con nosotras, de quienes nos habéis acogido (a nosotras y a nuestros bultos), de quienes habéis compartido un día y otro vuestra fiambrera y vuestra cafetera y vuestra furgoneta.
No hace falta dar nombres. Gracias a todos y a todas.
Bueno sí, un nombre sí que voy a dar. Gracias Rui: pero sigo sin camiseta….


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